jueves, marzo 01, 2018

¡¡¡AGÜA CALIENTE EN PUNTA PEUCO!!!


Entre los rasgos propios del estado de enajenación mental que impera en el país, destaca en estos días la visita del presidente de la Corte Suprema, Haroldo Brito, a distintos penales, de la cual se ha publicado su observación de que sólo en Punta Peuco y en otro penal más los reos tienen agua caliente. “Hotel de cinco estrellas”. Esa observación pretende ser un preámbulo del traslado de los presos políticos a un penal en que no haya agua caliente, para cumplir con el precepto de igualdad que ha sido parte del “legado” de Michelle Bachelet, consistente en “quitarles los patines” a los que tengan alguna ventaja en la vida para poder llegar al ideal socialista de que la vida de todos sea miserable. Y a largo plazo se busca lograr, entonces, en lo posible, que los Presos Políticos Militares también estén hacinados, sobre un suelo cubierto de excrementos y orina, que es como debe ser en una sociedad verdaderamente “inclusiva” y sin gente que irrite a la mayoría andando bañada y manteniendo su entorno limpio.

          Ya el hecho de que Haroldo Brito presida la Suprema demanda un comentario aparte, porque siempre se destacó como un activista judicial que presionaba a otros ministros de la Corte de Apelaciones para asegurarse de que no fueran a aplicar las leyes cuando el imputado había vestido uniforme y luchado contra el terrorismo. Así allegó a las filas de la prevaricación reinante en nuestro medio a personajes “blandos” como Lamberto Cisternas, que de haber sido subsecretario de Justicia bajo el Gobierno Militar transitó a ser otro más de los jueces que desconocen la letra de la ley, la presunción de inocencia, el principio de legalidad, la irretroactividad de la ley penal, la cosa juzgada, la amnistía y la prescripción. Para así poder condenar a presidio perpetuo de hecho a los ahora ancianos militares que combatieron y derrotaron al terrorismo marxista, este sí ahora ampliamente perdonado, amnistiado, indultado e indemnizado desde Patricio Aylwin en adelante, incluido, por cierto, el V Gobierno de la Concertación de Sebastián Piñera. Éste hizo méritos tales como mantener el financiamiento del Museo de la Memoria Marxista (lo volverá a hacer), mantener y engrosar el ente persecutorio de militares en el Ministerio del Interior (lo volverá a hacer) y nombrar de nuevo a Rodrigo Ubilla (ya lo volvió a hacer) como Subsecretario para asegurarse de que querellas como la que él interpuso y hoy mantiene preso al general Orozco, nonagenario y con alzheimer, que cuando era comandante del regimiento Yungay de San Felipe cometió el “delito” de asomarse a preguntar el motivo de unos disparos, lo que le vale ahora, gracias a la querella de Ubilla, prisión perpetua de hecho (le dieron 18 años a los 89) sin otra atenuante que no saber dónde está, gracias a su condición mental. Situación que, por tanto, no variará bajo el VI Gobierno de la Concertación que comenzará en unos días más presidido por el mismo que el V y que ha nombrado al mismo Subsecretario.

          Haroldo Brito, que “acusa” lo del privilegio del agua caliente, no podría haber llegado a la Suprema normalmente, porque algunos senadores de derecha con un resto de conciencia no le habrían dado la mayoría necesaria, pero entonces los de izquierda les propusieron un “pacto de caballeros”: “ustedes votan por Brito y nosotros después votamos por Pfeiffer, que siempre aplica las leyes a la letra”. Los senadores de derecha les creyeron y votaron por Brito. Los de izquierda se rieron mucho de que por un momento alguien los hubiera creído caballeros y después vetaron a Pfeiffer en medio de las mayores carcajadas, dejando a los de derecha con un palmo de narices y habiendo colocado a un activista de izquierda en la Suprema, la cual hoy preside y desde donde hace campaña para cerrar Punta Peuco.

          Lo del agua caliente no es baladí, porque sucede que Punta Peuco está lleno de oficiales en retiro que son personas decentes y cultas, respetuosas de las leyes y que ni siquiera pasarían con luz roja; y además pusieron el pecho a las balas terroristas cuando la mayoría democrática los llamó a salvar al país de las mismas. Jamás debieron ir a presidio, como lo han impuesto el odio comunista y sus jueces afines. Entonces son presos políticos que se comportan civilizadamente, mantienen el penal limpio y son ayudados por otras personas decentes (pocas, porque estamos en Chile, donde casi todos se dieron vuelta la chaqueta) que les cooperan y, entre otros donativos, como ha documentado el diario digital “Chile Informa”, les proveyeron de cálifonts, estanques de gas licuado, cañerías e implementos que les permiten tener agua caliente para ellos y, como diría Nicanor Parra, para los presos imaginarios que en los juicios imaginarios los jueces de izquierda como Brito o presionados por Brito sostienen en sus fallos que aquellos mantienen como “secuestrados permanentes” (ésa es “la verdad judicial”) y conviven con ellos en sus celdas de dos por cuatro y camarotes para dos personas más otras dos personas imaginarias.

          Sin duda, este sería un país divertido si no fuera tan canallesco con más de un centenar de Presos Políticos Militares y sus familias, que sufren con la injusticia, la ilegalidad y la arbitrariedad.

Hermógenes Pérez de Arce.

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