miércoles, abril 27, 2016

PROCESO "CHAVISTA".


La Presidenta por cadena de televisión dio el vamos a la primera etapa del proceso constituyente, que consistirá en unos diálogos ciudadanos cuyo fin es -nos dijo- que “los compatriotas tengan verdaderamente la oportunidad de decir lo que piensan y sean tomados en cuenta”.
Un proceso que aparenta ser la expresión misma de la democracia: todos participarán y se expresarán. Pero en realidad no es así, sino que se trata de un mecanismo que cada día que pasa evidencia un carácter menos transparente. El sólo hecho de que la máxima autoridad haga uso de una cadena “voluntaria” de televisión, para hacer un anuncio que contempla una sola opción decidida de antemano, como es cambiar la Constitución, ya es un indicio. Porque no se ha llamado a un proceso para decidir si se cambia la Constitución. La opción contraria no existe y en esta definición no se pidió la participación de nadie. Además, hay un diseño para hacer la sustitución que implica obrar al margen de la institucionalidad, puesto que no está previsto en la Constitución y que persigue un solo objetivo: presentar al Congreso una hipótesis que no pueda rechazar. Se le conculca así el derecho esencial que se le reconocería en cualquier democracia: deliberar y votar soberanamente.
Pero además, no sólo se ha caracterizado por una permanente improvisación, sino por sesgos y manejos destinados a controlarlo. Primero, existe un “Consejo de Observadores Ciudadanos”, que nunca se ha definido exactamente lo que hace. Ha tratado de labrarse su propio rol forcejeando con el gobierno y evitar ser reducido al carácter de comparsa. Ahí están los spots publicitarios, la campaña televisiva y el “docureality”, de los que el Consejo se enteró por la prensa.
Después, la selección de los “facilitadores”. Si bien hubo alguna participación del Consejo en los lineamientos, intervino la ADP y se recurrió a reclutadores externos, los nombres los escogió el gobierno. Y existen relatos de personas que postularon y que se sintieron excluidas porque se manifestaron en contra del aborto o expresaron una tendencia no afecta al oficialismo. En cambio, se dice que un tercio de los nominados tienen vínculos con este o anteriores gobiernos de la Concertación; y eso que todavía no se ha podido revisar la lista completa.
Pero sobre todo, la voceada participación ciudadana es un mito. Como ha dicho el abogado Jorge Correa -que no es de oposición-, los cabildos no van ser representativos y no pueden serlo: cifró la participación en las reuniones incidentes en un 0,02% de la población, entre otras cosas por las limitaciones de espacio de los lugares factibles de realizarlos. José Miguel Insulza -prohombre del oficialismo- opinó que ese debate no va a llegar demasiado lejos, que no expresa consenso y que no se hace esperanza de mucha participación. La vuelta de carnero que se dio después, es otra evidencia de cómo se están manejando las cosas.
Un proceso constituyente que simula ser democrático y participativo, que utiliza y desconoce las instituciones, y que va a desembocar en un final predeterminado tiene un solo apellido: chavista.

Axel Buchheister.

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