lunes, febrero 15, 2016

UNA ESPERANZA PARA LA ARAUCANÍA.


El pasado miércoles, el comunero mapuche Guido Carihuentro Millaleo fue sentenciado a 8 años de presidio, sin beneficios, luego de que el Tribunal Oral en lo Penal de Temuco lo declarara culpable en el segundo juicio en su contra, tras la anulación del primero por un ataque incendiario en La Araucanía. Este veredicto lo consideramos muy positivo en la búsqueda de frenar y erradicar la violencia en la región, un atisbo de esperanza en medio de atentados que no cesan, sobre todo luego del amenazante comunicado de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) en que advirtió “acciones militares” de aquí en adelante.
Es oportuno hacer un recuento de este caso. La noche de año nuevo del 2015, en la comuna de Freire, al sur de Temuco, Carihuentro Millaleo, junto a otros ocho individuos, cometió un ataque incendiario en el que fueron quemados tres camiones y dos maquinarias agrícolas, dejando a su propietario, Alejo Vielma, con el capital de toda su vida destruido. Esa noche, el cuidador del pequeño predio afectado, en un acto de defensa, repelió con disparos el atentado y dejó herido al comunero hoy condenado, lo que permitió su pronta captura por parte de la policía. En el lugar se hallaron panfletos alusivos a la causa indígena, acelerantes en cada una de las máquinas incendiadas y rastros del mismo acelerante en el detenido.
Con tanta evidencia parecía imposible que el imputado no recibiera una apropiada sentencia, más aún si no prestó mayor colaboración en la investigación. Sin embargo, ocurrió lo que en La Araucanía ya había sucedido otras veces: el fallo de la justicia estableció la culpabilidad del imputado, pero le otorgó 5 años de libertad vigilada y le fijó una multa, por concepto de “reparación”, de 500 mil pesos, una cifra irrisoria y absurda si consideramos que los daños causados eran de aproximadamente 140 millones. En ese primer juicio, la condena fue dictada por los jueces Jorge González Salazar (presidente de la sala), Luis Torres Sanhueza y Luis Sarmiento Luarte. Ese fallo, sin duda, no dejó para nada conforme al afectado por el ataque incendiario, por lo que prontamente la Fiscalía, incluso también el Ministerio del Interior, presentaron recursos de nulidad y estos fueron acogidos.
Así fue que el juicio tuvo que repetirse, y fue recién entonces que el comunero Guido Carihuentro Millaleo fue nuevamente declarado culpable, pero esta vez, como ya sabemos, a 8 años de cárcel. El dictamen, de los jueces Georgina Gutiérrez, Óscar Viñuela y José Rau, señala que “se ha logrado acreditar, más allá de toda duda razonable, que la ocurrencia de los hechos han configurado un solo delito continuado de incendio de cosas inmuebles, en grado de desarrollo consumado”. Y así como en otras oportunidades la justicia nos había decepcionado, en esta ocasión hizo lo que correspondía y siempre debiese hacer: enviar a la cárcel a un individuo radicalizado que, como tantos otros, no quieren entender (y tenemos la certeza de que tampoco pretenden comprenderlo) que la violencia no es ni nunca será una opción de lucha válida.
Esta sentencia, insistimos, es una señal de esperanza de que las cosas pueden cambiar cuando hay voluntad de hacerlo, voluntad que debe provenir de todos los sectores, autoridades de gobierno y oposición, las policías, la justicia y la ciudadanía en general. Hay que dejarles en claro a los violentistas y comunidades radicalizadas que no habrá más impunidad y que sus atentados tendrán las condenas que se merecen. Es por eso que confiamos que este fallo puede ser el inicio de la erradicación definitiva de estos grupos. Ojalá, por el bien de nuestra querida región, que así sea.

Alejandro Martini Iriarte, Movimiento Paz en La Araucanía.

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