viernes, marzo 21, 2014

SERGIO VILLALOBOS VS. FRANCISCO HUENCHUMILLA.


Señor Director:

El señor Francisco Huenchumilla, designado intendente en La Araucanía, ha sugerido una "carta de navegación", e inmediatamente ha naufragado. Suponemos que usa reloj, teléfono celular, internet, televisión, y debe tener automóvil y viajar en avión. También suponemos que tiene título profesional, y por cierto que ha desempeñado cargos parlamentarios y ministeriales. En suma, es un excelente ejemplo del éxito de los descendientes de los araucanos, que con inteligencia y esfuerzo han sabido, a través de cinco siglos, incorporarse a la cultura dominante. Otros permanecen en la inercia y la violencia.

Hay que conocer la historia. Los araucanos poseían vastas extensiones de tierras y utilizaban cortos espacios junto a las rucas. Para la nación chilena era un desperdicio que debía ser superado. Los mismos indígenas, inmediatos al sur del Biobío, comenzaron a vender sus tierras a colonos chilenos, sin la presión de las armas. El Estado garantizó las tierras de las comunidades indígenas y sacó el resto a remate. Hubo caciques que cedieron tierras para la instalación de ciudades y fuertes.

Los colonos extranjeros, que en la "carta de navegación" aparecen como culpables, fueron gente pacífica y su número fue muy escaso y disperso. El caso de los alemanes es bien conocido, el de los franceses, suizos (incluida la familia Frei), italianos y españoles, es menos numeroso. Pero todos ellos dinamizaron la región, efectuaron inversiones, introdujeron innovaciones, aumentaron la producción y aseguraron la vinculación con la economía nacional y la mundial, de modo que acusarlos es un agravio innecesario.

La incorporación de La Araucanía fue un éxito, no obstante la existencia de bolsones atrasados, debido a defectos ancestrales y a pesar de toda la tarea educacional y material efectuada por el Estado desde hace siglo y medio.

Grandes promociones de araucanos y mestizos descendientes de ellos han tenido éxito en la vida nacional. La mayor parte vive fuera de La Araucanía y en grandes ciudades. Es el mejor indicador del éxito de la incorporación.

Nadie podría negar que entremedio hubo abusos; pero es injusto generalizar y acudir a la violencia para sostener una causa. Es más fácil reclamar y pedir que esforzarse por salir adelante.

El señor Huenchumilla deberá reformar su carta de navegación, si desea tener éxito en un mar tempestuoso.

Sergio Villalobos R.
                                    El Mercurio.

RESPUESTA A SERGIO VILLALOBOS.


He leído con detenimiento las curiosas y "simpáticas" declaraciones de Sergio Villalobos en el diario de ayer, que motivó un recuadro especial en la sección Opinión, en que alude directamente a mi persona. Por esta razón contesto derechamente sus opiniones, las rechazo absolutamente, no obstante el respeto, no exento de una cierta admiración declinante, que le tengo.

Me llama poderosamente la atención esta frase, la que retrata de cuerpo entero su pensar: "Hay que conocer la historia. Los araucanos poseían vastas extensiones de tierras y utilizaban cortos espacios junto a las rucas. Para la nación chilena era un desperdicio que debía ser superado".

El profesor reconoce que los mapuches (él los llama araucanos) poseían "vastas extensiones de tierras". Pero agrega que para la nación chilena eso era un desperdicio. ¿A qué nación chilena se refiere Villalobos? ¿O más bien hablará de los grupos de poder que, ansiosos de nuevas tierras para sus negocios, empujaron a Chile a invadir La Araucanía a fines del siglo XIX, lo que se tradujo en el despojo del territorio mapuche? ¿Por qué el profesor estima que los intereses de un grupo social determinado representan los intereses de toda la nación chilena?

El señor Villalobos hace un juicio de valor que catalogo de racista, pues para él los mapuches y sus tierras eran "un desperdicio". Tal cual. Y más adelante expresa que "la incorporación de La Araucanía fue un éxito, no obstante la existencia de bolsones atrasados, debido a defectos ancestrales".

Es decir, el profesor Villalobos achaca la pobreza mapuche a "defectos ancestrales".

¿Es posible que un Premio Nacional de Historia como el profesor Sergio Villalobos quiera contribuir de esa manera al debate que tenemos hoy respecto del grave conflicto que tiene nuestra región, y por consiguiente el país?

Ese lenguaje no prestigia al señor Villalobos, lo aleja de su condición de Profesor; así, con mayúsculas.

Me quedo con las opiniones de uno de sus más prestigiosos alumnos, el profesor Jorge Pinto, también Premio Nacional de Historia, docente de la Universidad de La Frontera, quien ha superado largamente a su antiguo maestro, con una visión de Estado clarificadora respecto de la historia del pueblo mapuche. En este caso, con toda razón podemos decir que el discípulo superó a su mentor, si es que este alguna vez lo fue.

Yo tenía una cierta admiración por el profesor Villalobos cuando era historiador. Hoy esa admiración ya no existe, porque Villalobos tuvo un cambio. ¿En qué momento se produjo ese cambio? Solo tengo indicios.

Villalobos era filodecé o militante derechamente, no lo sé, y ejerció el cargo de Director de Bibliotecas, Archivos y Museos en el gobierno de don Patricio Aylwin. A lo mejor se enojó porque no le dieron más pega y se alejó del partido. Se fue con la derecha. De ahí sufrió un cambio: dejó de ser historiador y se convirtió en un comentarista de la realidad. O sea, hoy el antiguo Premio Nacional de Historia se convirtió en un político derechista de bajo calibre, lleno de prejuicios y odios, que en nada contribuye a la paz social que buscamos en La Araucanía.

Le agradezco el encuadre que me pueda otorgar en el espacio de Opinión del diario de su digna dirección.

Francisco Huenchumilla Jaramillo
Intendente de la Región de La Araucanía
El Mercurio.

Y RESPONDE EL SR. VILLALOBOS:

Señor Director:

Detrás de cierta ponderación del señor Huenchumilla en su respuesta a nuestra carta opinión sobre su actitud en La Araucanía, se revela una profunda indignación.

Muchas son sus opiniones que merecen ser objetadas. Detengámonos en unas pocas.

En su absoluto desconocimiento conceptual de la historia, cree que la incorporación de La Araucanía se debió a los intereses de una aristocracia deseosa de enriquecerse. La verdad es que existía una gran demanda mundial de alimentos y era necesario explotar hasta el último rincón. El mismo país experimentaba esa necesidad y era inaceptable que hubiese tierras desperdiciadas en manos de los naturales de La Araucanía. Incorporar esos territorios era una necesidad para la nación chilena y ello explica que el avance más allá del Biobío se efectuase por elementos de la clase media y gente del bajo pueblo.

Por otra parte, los círculos gobernantes procuraron que el avance se efectuase ordenadamente, en lo posible sin violencia y dictando medidas para reservar tierras suficientes a los araucanos o, mejor dicho, a los mestizos descendientes de aquellos.

No tengo la menor duda de que las tierras eran mal trabajadas, porque de acuerdo con la cultura ancestral, el hombre escasamente participaba en faenas. Era fundamentalmente un guerrero y un cazador, que vivía relajadamente y entregado al alcohol. Las mujeres, sometidas totalmente, eran las que desempeñaban las pocas tareas productivas.

Una nación moderna no podía aceptar esa situación. El futuro de Chile debía ser distinto.

En su falta de conocimientos y de razones, el señor intendente las emprende en contra mía. Alude a mi desempeño en la Dibam, que se debería a una militancia cercana a la DC. La verdad es que nunca he tenido nada que se parezca a ello y mi designación se debió a cierta proximidad con el Presidente Aylwin y su entorno de personas amigas.

Contrariamente a lo que supone el señor Huenchumilla, jamás he buscado cargos públicos ni rentas especiales, de modo que suponer variaciones ideológicas no pasa de ser una fantasía suya.

No sé con qué base de conocimientos mi contradictor sentencia que he dejado de ser historiador, ignorando que el verdadero estudioso del pasado se caracteriza por su independencia de pensamiento.

Agrega, todavía, que mi discípulo y amigo, el profesor Jorge Pinto, nunca fue realmente discípulo, por diferir en ideas, desconociendo de esa manera un hecho fundamental en el quehacer intelectual: un verdadero maestro respeta la independencia del discípulo en su formación.

Cabría preguntar al señor intendente por qué el profesor Pinto al recibir el Premio Nacional de Historia manifestó que su mérito lo debía a mi influencia intelectual.

Es indudable que el señor Huenchumilla ha actuado de manera precipitada y sin la serenidad que corresponde a una autoridad importante.

Sergio Villalobos R.

1 comentarios:

Anonymous Juan Carlos ha dicho...

Creo que el Sr, Huenchumilla haría bien en mantener la boca cerrada, ya que la abrió y asomo la chala de la notable falta de conocimientos, para que hablar de cultura a esta altura de su vida sera tarea imposible, pero el Sr, Huenchumilla, dentro de su estrechez mental y resentimiento político-social, olvido pedir perdón a los familiares del matrimonio asesinado a través de un incendio, es decir fue quemado vivo, ¿tiene el Sr. Huenchumilla alguna explicación para esos hijos, habrá alguna acción del estado para, patrocinada por el, subsanar en parte el irreparable daño que se les hizo?. Si no esta capacitado para esto, entonces dificulto que pueda tener una mediana gestión como autoridad, lo lamento por los compatriotas que están en su área jurisdiccional.

12:41 p. m.  

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