HIJOS DE LA ARAUCANÍA. (CARTA DE UNA VÍCTIMA DE ATENTADO INCENDIARIO EN ERCILLA).

Señor Director:

En La Araucanía suman cientos, ya miles, las víctimas silenciosas de los grupos violentistas, verdaderos delincuentes del terror. Esas víctimas silenciosas representan todo el espectro social de la región, son familias del campo violentadas en sus propios hogares; son trabajadores y emprendedores despojados de sus bienes en cobardes atentados incendiarios; son agricultores permanentemente amenazados y presionados a dejar sus tierras, son incluso niños que han visto arder sus salas de clases en manos de estos delincuentes del terror.

Esas víctimas son los verdaderos hijos de La Araucanía, son niños, jóvenes, hombres y mujeres de bien que no buscan favores ni beneficios inmerecidos, solo buscan paz y seguridad para progresar legítimamente gracias a su propio esfuerzo. Por otro lado, sus victimarios, esos grupos violentistas que están sembrando hoy impunemente el terror en la región, son desquiciados que no los une ni raza, ni etnia ni causa justa alguna, solo los une e identifica su sed de violencia irracional.

Pese a todo, las víctimas siguen por el camino recto del trabajo y del esfuerzo personal sin dejarse avasallar por la violencia criminal que día a día están sufriendo, pero no pueden seguir indefensos frente a estos grupos organizados de maleantes violentistas.

Es un deber de nuestras autoridades, de nuestros jueces, de nuestros líderes sociales, políticos y religiosos estar a La altura de esos ya miles de hijos de la Araucanía impunemente atacados actuando pronta, decidida y efectivamente para detener este cáncer que tiene hoy en jaque a toda una región, y quien sabe mañana, si es que no ejercen sus deberes y logran imponer la razón y por sobre todo, la justicia en la zona.

Mauricio Taladriz M.

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