A 90 DÍAS DEL NUEVO GOBIERNO : CONCERTACIÓN v5.0

Una de las cosas que más me llamó la atención el 11 de Marzo de 1990 fue que a las 12:00 en punto –luego que Augusto Pinochet le entregó el mando a Patricio Aylwin- las autoridades entrantes hicieron sentir que se había producido un cambio: algo como un “ahora mando yo y lo hago notar”.

En efecto, fue más que notorio el cambio del logo de TVN –desde el blanco, azul y rojo del Gobierno saliente a uno tipo arcoiris de los concertados-, se reemplazó la música corporativa por la que se usaba en la Unidad Popular y, asumieron de inmediato periodistas y ejecutivos de signo absolutamente contrario a los que salían. Particularmente en el Departamento de Prensa se notó el cambio de mano.

El 11 de Marzo recién pasado la cosa fue absolutamente diferente. Siguiendo con el ejemplo, TVN siguió con la misma línea editorial, los mismos jefes y las mismas caras, todos igualmente empeñados en seguir demoliendo lo poco que queda del Chile en que nacimos: la familia, la tradición, las Fuerzas Armadas, etc. Para qué hablar de otras autoridades; en muchos casos pareciera que las hubiera nombrado el candidato perdedor: Eduardo Frei.

A riesgo de parecer pedante –y pese a lo soberbio que pueda resultar autocitarse- me gustaría comentar un artículo que publiqué en este mismo espacio el 15 de Diciembre de 2008, un año exacto antes de las elecciones presidenciales de 2009 (pueden leerlo aquí: http://tinyurl.com/2aed6my/).

¿A qué viene todo esto? A que simplemente cuando han pasado 90 días desde que gobierna Sebastián Piñera da exactamente la impresión que el Presidente fuera Aylwin, Frei, Lagos o Bachelet: Piñera resultó ser más de lo mismo… y con el agravante que la gente supuestamente de nuestro lado se siente “de Gobierno”, por lo que no critica lo malo, es decir, casi todo.

Veamos:

1) Se sigue imponiendo un modelo de sociedad contrario a los valores cristiano occidentales tradicionales. No basta nombrar a Dios en los discursos que se pronuncian ante las masas si en la práctica se sigue abortando niños, se va a legislar para regular uniones de hecho (del mismo o distinto sexo), se insiste en construir una sociedad igualitaria sin principios ni valores. Es cosa de sintonizar el canal de TV estatal o el que es de propiedad del Presidente para apreciar esta verdad del tamaño de una catedral. 2) Se sigue envenenando la mente de niños y jóvenes. No sacamos nada con construir “50 liceos de excelencia” que eduquen genios matemáticos –como nos ha refregado el Ministro Lavín hasta el infinito- si no se altera media coma de los famosos objetivos transversales que minan el principio de autoridad, la fe en lo trascendente y la decencia y el decoro.
3) Se sigue cambiando escandalosamente la historia de nuestra Patria, muchas veces jugando con el honor de ciudadanos ejemplares –vivos o muertos. El punto no requiere mayor explicación y basta observar lo ocurrido con el Embajador Miguel Otero para poder apreciarlo.
4) Ni hablar de lo pisoteado de nuestro Estado de Derecho, que mantiene en calidad de presos políticos a casi un centenar de distinguidos militares –incluso uno de ellos ya falleció encarcelado. Ni hablar de las nuevas autoridades del Ministerio del Interior, que siguen haciéndose parte en nuevos juicios y no de desisten en los antiguos, lo que mantiene en calidad de procesados, muchas veces privados de su libertad, a más de medio millar de otros distinguidos oficiales. Ni hablar del escandaloso aporte, la friolera de mil ochocientos millones, que el nuevo Gobierno hizo al famoso Museo de la Memoria –organismo cuya función es torcer la historia, en circunstancias que niñitos sin tratamiento o damnificados por el terremoto podrían recibir ayuda por la mitad de la suma…
5) Por último, pensando en uno de los plus que yo veía en el nuevo Gobierno, el manejo de fondos públicos y de políticas económicas ha resultado más socialista, y en algunos casos hasta confiscatorio, que lo que cualquiera pudiese haber esperado de los mismísimos Ricardo Lagos o Marco Enríquez.

Y ojo, que en lo único que el Presidente Piñera al parecer ha mostrado un golpe de timón, que es la actitud hacia la delincuencia, no se notará ningún cambio sustancial si no se vuelve a mirar al hombre como sujeto de deberes antes que de derechos. Tampoco se lograrán grandes cambios combatiendo la corrupción si se insiste en nombrar a corruptos en altos cargos o si no se da una señal clara y se responsabiliza –o al menos se da escarnio público- a los conductores de los cuatro últimos Gobiernos. Ellos lo hicieron así con sus predecesores…

¡De qué cambio habla la famosa Coalición por el Cambio! Hasta el momento –y nada hace pensar otra cosa- estamos siendo gobernados por el quinto Gobierno de la Concertación. Y esta vez, salvo muy honrosas excepciones, sin ningún contrapeso.
HERNÁN VÁSQUEZ VILLANUEVA.